Nos encontramos en pleno proceso electoral en la Real Federación Española de natación y ya vamos viendo el modo con el que operan algunos de los actores principales.
El Reglamento Electoral, más allá de la impugnación presentada ante el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), está pensado por el hasta ahora presidente de la RFEN para ganarse el favor de unas federaciones autónomas sobre otras, confundiendo así a los presidentes de éstas con su tejido asociativo -craso error-, hasta el punto de que existe el riesgo cierto y severo de que haya territorios españoles que no tengan representación en la Asamblea General a excepción del presidente de la Federación que es miembro nato.

Ya se sabe de qué mano ha salido el Reglamento Electoral, quien lo ha dictado y, lamentablemente, que ha recibido el visto bueno de quien debía velar por el mantenimiento de la representación territorial y por estamentos de forma equilibrada.

El que lo ha escrito es quien quiere permanecer en el poder a través de garantizarse que cualquier cuestionamiento a su permanencia en el sillón sea laminado antes de empezar el proceso electoral.
Quien ha promovido un reglamento electoral así pretende primar a determinados presidentes de federaciones pensando que los clubes, deportistas, técnicos, jueces y árbitros de esos territorios no tienen capacidad para decidir por sí mismos.
Ahora, cuando se acerca el momento de elegir a la Asamblea de la RFEN empieza, además, el reparto injusto en las mesas de camilla. Directivos de determinadas federaciones territoriales que se han dejado seducir por Carpena se quieren aprovechar de las ventajas que les da el Reglamento Electoral para intentar desvirtuar el juego democrático y dejar en papel mojado las papeletas que entren en las urnas.
Afortunadamente, la pluralidad que debieron preservar en el Reglamento y que han violado se mantiene en esos mismos territorios y quedan, frente a esos hombres malos, algunos hombres y mujeres buenos que no entran en ese reparto del poder por el poder, que se hace en su nombre aunque sin contar con ellos.
La natación, el deporte en general, es mucho más limpio que ese juego de tronos en el que se han instalado algunos hombres malos que desprecian tanto a los estamentos de nuestra actividad como la pluralidad territorial de nuestro Estado.
Por eso, algunos hombres y mujeres buenos se mantienen firmes en su defensa de lo básico, la práctica de la natación, y de una gestión leal, honesta y rigurosa.
Esos hombres buenos y esas mujeres buenas los hay en toda España, por más que quienes dicen representar a las distintas federaciones territoriales se quieran repartir en una mesa de camilla la representación.
Como en la película de Rod Reiner “Algunos hombres buenos”, el derecho y la verdad prevalecerán en este proceso, aunque cueste batallar por ello hasta el final.
Andalucía ni ningún otro territorio de España deben quedar representados por debajo de lo que resulte justo y equilibrado. Éste que escribe representa a una parte de la natación española que no puede quedar amputada por las aspiraciones de un presidente que, más que luchar por el crecimiento de una natación por los suelos, pelea por mantener su sillón.
Quien quiera sentirse partícipe de las artimañas urdidas por Carpena que lo haga. La Federación Andaluza de natación, con su presidente a la cabeza, no va a luchar por nada que no le corresponda, esto es, la justa representatividad que merece en la Asamblea General de la RFEN la natación andaluza. 

Córdoba a 22 de septiembre de 2016. 

Juan Méndez.

Presidente de la Federación Andaluza de natación.

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